En las últimas horas se filtraron nuevos audios que comprometen al entorno político del intendente Leonardo Raimundo, en los que se describe con claridad una maniobra de corte clientelista destinada a condicionar el voto de personas en situación de vulnerabilidad de cara a las próximas elecciones a concejal. La estrategia apunta directamente a orientar preferencias a la lista oficialista encabezada por Gustavo Oggero.
Los audios, en lo que se oye a punteros políticos cercanos al oficialismo local, detallan cómo se organiza la recolección de datos personales de vecinos que reciben asistencia en comedores comunitarios o mediante la entrega de bolsones de alimentos. Esa información, según expresan los propios militantes, es utilizada para coordinar la movilización de votantes en función de los intereses del espacio que gobierna San Lorenzo desde hace dos décadas.
La logística incluye tanto a quienes asisten regularmente a comedores barriales como a personas que viven en distintas zonas de la ciudad y habitualmente retiran mercadería. Se trata de un operativo sistemático que recurre a recursos públicos para reforzar la estructura electoral oficialista.
En los testimonios se menciona el armado de puntos de distribución en distintas zonas, desde donde se reparten bolsones y se organizan listas con nombres y direcciones de votantes. En paralelo, punteros y referentes barriales recorren las calles en busca de personas para “anotar y llevar a votar”, según se escucha en los registros. No se trata de una acción aislada, sino de un despliegue meticuloso que abarca varios barrios de la ciudad.
El uso de fondos públicos con fines partidarios, especialmente cuando se vincula a la necesidad básica de alimentarse, representa una de las formas más crudas de manipulación electoral. Bajo el pretexto de ayudar, se instala un mecanismo que condiciona la voluntad política de quienes menos tienen, reduciendo el derecho al voto a una transacción encubierta.
Lo que revelan estos audios no es solo una práctica ilegal, sino una inmoralidad política: servirse del hambre y la vulnerabilidad para asegurarse un voto es una forma de violencia institucional. En lugar de garantizar derechos, se los convierte en moneda de cambio electoral.
San Lorenzo no merece elecciones manipuladas ni ciudadanos forzados a elegir entre su dignidad y un plato de comida. La democracia exige transparencia, igualdad de condiciones y, sobre todo, respeto por quienes menos tienen.
Para escuchar los audios:
https://www.instagram.com/reel/DJFVViexb5r/?igsh=MXB4czIzd2dmd2RkMA%3D%3D