A partir del mes de agosto, la Municipalidad de San Lorenzo dejará de aportar la totalidad de los enfermeros que venían trabajando en las guardias del Hospital Granaderos a Caballo. Así se le comunicó a los trabajadores de la salud. Se trata de un recorte drástico: seis profesionales que prestaban funciones a diario serán desvinculados sin reemplazo, generando una situación crítica en un efector que ya viene funcionando al límite.
A esta decisión se suma la falta de reemplazo de los médicos que aporta la Municipalidad y que por distintos motivos dejaron sus puestos de trabajo para brindar servicios en otros efectores de salud o realizar residencias. Esta omisión en la sustitución de los profesionales salientes, deja los lugares vacantes y constituye, en los hechos, un recorte progresivo que debilita la capacidad operativa del hospital.
La preocupación dentro del personal es creciente. Los enfermeros que se retiran venían cumpliendo funciones de forma sostenida y con un rol fundamental dentro del esquema de atención. Su salida impactará de lleno en la cobertura diaria de las guardias, que ya sufren de sobrecarga y escasez de recursos humanos.
Lejos de tratarse de una reorganización planificada, el recorte no contempla reemplazos ni alternativas de contención. El Hospital pierde trabajadores con experiencia y compromiso, cuya ausencia se va a sentir en la atención cotidiana. El ajuste no solo es insensible: es técnicamente insostenible.
Mientras la situación sanitaria se agrava y la demanda crece, la decisión del intendente Raimundo debilita uno de los pocos eslabones de contención que todavía queda en pie. El tiempo dirá cuán profundo será el daño, pero es claro que se está desmantelando el sistema de salud local, que desde hace muchos años se encuentra resentido.