Un episodio tan breve como elocuente volvió a dejar al descubierto el desorden cotidiano del tránsito en la ciudad de San Lorenzo. Ocurrió sobre avenida San Martín al 1100, en la vereda par, cuando un automóvil Volkswagen Suran de color blanco intentó estacionar en un espacio expresamente reservado para personas con discapacidad.
Durante la maniobra, el conductor realizó el movimiento marcha atrás sin las debidas precauciones y terminó impactando contra una motocicleta que se encontraba estacionada de manera indebida, fuera del sector habilitado para ese tipo de vehículos. El golpe desató un efecto dominó: la primera moto cayó sobre un costado y golpeó a una segunda, correctamente estacionada, que también terminó en el suelo, y ésta a su vez embistió a una tercera, que corrió la misma suerte.
Lejos de asumir responsabilidades, el automovilista optó por una conducta claramente desaprensiva. Tras advertir lo sucedido, se retiró tranquilamente del lugar, girando en la esquina de Doctor Ghio con dirección al este, dejando las motocicletas caídas y sin brindar ningún tipo de asistencia.
Minutos más tarde, un empleado de una casa de electrodomésticos ubicada a pocos metros intervino para levantar los rodados, cuyos propietarios no se encontraban en el lugar.
Si bien el hecho no pasó a mayores y no hubo personas lesionadas, el episodio expone dos problemas persistentes: la irresponsabilidad de algunos conductores y la evidente falta de controles municipales. Un automóvil intentando estacionar en un lugar prohibido y una motocicleta ubicada fuera de un espacio habilitado son señales claras de un tránsito sin reglas efectivas, donde el descontrol parece haberse naturalizado.
