«Soy Julio, la verdad que la pasé mal«, dice con resignación el protagonista de esta historia. Lo que debía ser una atención rápida ante una urgencia se convirtió en una pesadilla de casi once horas sin respuestas en el hospital Granaderos a Caballo de San Lorenzo.
Todo comenzó el viernes 28 de febrero, cuando Julio, pescador de la zona, sufrió un accidente en el río Paraná. «Me juega una mala pasada el río, me pega un moncholo grande en la canoa, me salta y se me clava su aleta en el brazo«. La gravedad de la herida lo obligó a dirigirse al hospital local. Sin embargo, lo que encontró allí fue una total falta de atención.
«Fui al hospital antes del mediodía y recién me atendieron como a las 3 de la tarde, después tuve que esperar hasta pasadas las 9 de la noche para que me dieran algo y ni siquiera me dieron nada. Me fui al hospital de Granadero Baigorria por mi cuenta».
A pesar del dolor y la urgencia de la situación, en el hospital de San Lorenzo no hicieron más que desinfectarle la herida y, sin tener en cuenta la gravedad del caso, intentaron extraerle la aleta de manera improvisada. «Me la tironearon, pero yo les dije que no, que no me la iban a sacar porque la flecha es serrucho, cuando sale rompe todo para atrás», explica Julio, con indignación.
El desastre fue absoluto. Nadie se preocupó por su estado. «A pesar de la hora que era, no me atendían, ni siquiera venían a preguntarme. Tenía que andar yo preguntando a ver qué me iban a hacer». Ante esta situación desesperante, decidió trasladarse al hospital Eva Perón de Granadero Baigorria por sus propios medios. «Llamé un taxi, llegué, me atendieron y me hicieron pasar enseguida. Sacaron las placas, me desinfectaron, me dieron antibióticos, todo, y me dejaron internado hasta el otro día».
El contraste con la atención recibida en San Lorenzo es brutal. Allí, al día siguiente, cirujanos y traumatólogos le extrajeron la aleta con una cirugía y lo internaron hasta el 5 de marzo para su recuperación. Hoy, Julio se enfrenta a una dura realidad: «Ahora quedo parado, sin trabajo y sin pesca también, porque la flecha me cortó los tendones de dos dedos y tengo una recuperación bastante grande».
El testimonio del trabajador concluyó con un mensaje para el intendente de San Lorenzo. «Yo lo único que quiero decir es que se dedique a cuidar un poquito más el hospital y hacer menos placitas. No hay nada en el hospital, nada. Uno puede ir tranquilamente y morirse«.
La grave herida que sufrió Julio, el pescador que no recibió atención el el hospital de San Lorenzo
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En contraste con esa situación, días atrás, el gobernador Maximiliano Pullaro, junto al intendente Leonardo Raimundo, (ambos candidatos a convencionales constituyentes) anunciaron que el hospital de San Lorenzo recibirá una mínima inversión de 250 millones de pesos para reformar su sala de guardia.
Y, demás, increíblemente, volvieron a anunciar lo tantas veces anunciado y nunca concretado: “el año próximo”, construirán “una sala de terapia intermedia” por lo que “el Granaderos a Caballo dejará de ser Samco y se convertirá en Hospital Descentralizado de Gestión”, lo que fue calificado en el acto de anuncio como “una decisión histórica”.
Anunciar una obra en febrero y prometerla para “el año próximo” parecería no estar acorde a los tiempos de la gente que necesita atención urgente, como el pescador Julio.