Raimundo cortó la entrega de alimentos tras perder las elecciones: “Pasó la campaña y se olvidó de la gente”

Luego de la derrota del oficialismo en las últimas elecciones, el intendente Leonardo Raimundo decidió cortar la asistencia alimentaria y social que la Municipalidad venía distribuyendo, especialmente reforzada durante la campaña.

De un día para otro, se suspendieron ayudas económicas, se redujeron o eliminaron porciones de comida en los comedores municipales y se frenó la entrega de bolsones de mercadería a domicilio, que durante los meses previos se repartían casa por casa como estrategia de control y condicionamiento del voto.

La distribución de recursos depende exclusivamente del intendente a través de la Secretaría de Desarrollo Social. Sin embargo, muchos vecinos denuncian que las encargadas del área les echan la culpa por “lo que votaron”, cuando en realidad los nuevos concejales recién asumirán en diciembre, además de que Raimundo seguirá manteniendo la mayoría en el Concejo. Queda al descubierto la mentira: buscan desviar la responsabilidad y justificar un ajuste que impacta directamente en las familias más vulnerables.

Cuestionable herramienta electoral

El corte de la ayuda alimentaria no es un hecho aislado. Durante la campaña, Raimundo desplegó todo tipo de recursos para captar votos: cenas invitadas por él, reparto de piedras y chapas, entrega masiva de cheques, bolsones puerta a puerta y refuerzos especiales “mandados por Oggero”. Ahora, tras la derrota, la entrega domiciliaria desapareció y los vecinos y vecinas quedaron a la deriva, mostrando que el supuesto compromiso social era, en realidad, puro oportunismo electoral.

No es la primera vez que Raimundo actúa de esta manera. Ya ocurrió cuando, a solo tres meses de inaugurar con bombos y platillos la guardia pediátrica en el CIC durante la campaña, decidió desmantelarla tras las elecciones, dejando sin atención a cientos de niños.

Hoy, la misma lógica se repite: una vez que pasan las elecciones, abandona la ciudad y la gente, pero esta vez va más allá, involucrándose con lo más básico: el plato de comida.

Así, el intendente muestra su peor cara y deja en evidencia que la ayuda social, para él, no es un derecho, sino una herramienta electoral para disciplinar y aprovechar la necesidad de los vecinos cuando los necesita.

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