Raimundo paga 231 millones a empresa contratada para “mutilar” árboles, en lugar de podarlos con mano de obra municipal

La Municipalidad adjudicó a una empresa privada un contrato por 231 millones para realizar tareas de poda en la ciudad. La decisión genera polémica porque el municipio cuenta con personal y equipamiento propio para hacerse cargo de estos trabajos, además de que la normativa vigente exige la intervención de un ingeniero que garantice el cuidado de las especies. En lugar de fortalecer el servicio con mano de obra municipal, el gobierno local optó por la tercerización, cuyos resultados hoy son blanco de críticas.

El gasto millonario no solo se discute por su costo, sino también por las consecuencias visibles: árboles mutilados, residuos acumulados en las veredas y una falta de planificación que compromete la calidad de vida urbana. Para los vecinos, lejos de una política de preservación del arbolado, se trata de intervenciones improvisadas que terminan asesinando los árboles.

Árbol mutilado y veredas sucias en Santiago del Estero al 500

Un ejemplo ocurrió en calle Santiago del Estero al 500, donde una poda mal practicada dejó a un ejemplar robusto en estado irrecuperable, con su extracción como único destino posible. A ello se sumó la acumulación de ramas durante días en la vereda, que obstruyeron el paso peatonal y generaron malestar. Aunque parte del material fue retirado, la falta de limpieza posterior sigue siendo evidente.

El caso no es aislado. En barrio José Hernández, una vecina denunció en redes sociales la mutilación de un lapacho en plena época de floración, mientras que en la esquina de Dorrego e Iriondo otro árbol fue sometido a cortes desmedidos sin criterio técnico.

Lapacho mutilado en barrio José Hernández

Estos episodios, repetidos en distintos puntos de la ciudad, refuerzan la percepción de que la Municipalidad ejecuta una política de poda que, en vez de mantener, mutila los ejemplares.

El impacto excede lo estético. Los árboles cumplen funciones vitales: brindan sombra, regulan la temperatura y oxigenan la ciudad. Su pérdida se siente con fuerza en un contexto de veranos cada vez más intensos, donde la falta de cobertura vegetal agrava los efectos del calor y reduce la calidad ambiental.

Con podas fuera de época, ausencia de controles técnicos y una tercerización millonaria que deja árboles dañados y veredas sucias, San Lorenzo enfrenta un panorama preocupante. En lugar de un plan integral de cuidado del arbolado, lo que se consolida es una política de desidia que compromete tanto al ambiente como al bienestar cotidiano de los vecinos.

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