En el oficialismo de San Lorenzo, el clientelismo político no descansa. A medida que se acercan las elecciones, crecen las denuncias por el uso de recursos públicos en prácticas que buscan condicionar el voto de los vecinos más vulnerables.
A la entrega de bolsones de alimentos -una modalidad instalada que incluye operativos de reparto desde oficinas municipales y reparto a domicilio con posteriores traslados a votar- ahora se suma una nueva forma de prebenda: el reparto de materiales de construcción en plena campaña.
Una reciente denuncia pública confirmó la existencia del “Plan Piedritas”, una operatoria que consiste en la entrega domiciliaria de piedras, tirantes y chapas a quienes lo solicitan, personas que luego acceden a brindar sus datos y comprometer su voto.
El testimonio que encendió la alarma fue brindado por un chofer despedido de la empresa Tecno Urbana, propiedad de la familia Germano -históricos beneficiarios de licitaciones municipales-, en diálogo con la periodista Gloria De Los Ríos en FM Horizonte. “Trabajaba para la empresa de Matías Germano, para Tecno Urbana, hace cuatro meses empecé. Me llamaron ellos para trabajar, tengo mi propio camión y me exigieron hacerle cosas para tenerlo en regla. Después me lo quisieron comprar, pero no se los vendí, y dejaron sin efecto el contrato”, relató.
La empresa Tecno Urbana, utilizada frecuentemente por la Municipalidad para diversas tareas públicas, es la encargada de distribuir las cargas de piedra. “Desde hace unos veinte días, un mes, desparramamos piedras por todos lados. Las llevábamos a las casas, cantidad y cantidad de viajes. A algunas personas les llevaba cuatro o cinco viajes de a un metro de piedras cada uno”, denunció el trabajador.
La práctica pudo observarse especialmente en las “villitas” de los barrios Mitre y Felisa, como así también en barrio Norte, convirtiéndola en una práctica aún más cuestionable porque favorece el crecimiento de los asentamientos irregulares, incrementados exponencialmente en los últimos años ante la falta de políticas estatales de vivienda.
Lo más grave es que estos materiales, según su relato, son retirados del corralón municipal y distribuidos sin ningún tipo de documentación o control. “Si alguien necesita un metro de piedra, lo pide en Prensa Municipal y se lo mandan. La gente a la que se la llevaban no firmaba ni un papel”, aseguró.
En su denuncia también detalló que los trabajos que realizaba para Tecno Urbana eran completamente informales: “Todo es en negro. No había factura, no había nada. Germano me daba un papelito con las horas trabajadas y nada más. Cobraba en su taller”. Y agregó que, tras despedirlo, lo reemplazaron por otro camión más viejo, presuntamente vinculado a una persona que se desempeña en la Municipalidad.
El trabajador despedido, en su relato contó que, para pedir trabajo, tuvo un breve encuentro con el propio intendente, Leonardo Raimundo, quien así aparece en el centro de la escena del clientelismo electoral: “Me dijo el intendente que en agosto vaya a hablar con él para ver si hay un lugarcito. Pero me pidió que les diga a mis familiares que voten a Oggero y que lo vaya a ver después de las elecciones”.
El reparto indiscriminado de recursos estatales para obtener votos erosiona la democracia, debilita la equidad electoral y vulnera la dignidad de los sectores más necesitados. En San Lorenzo, el gobierno parece haberse transformado en una feria de favores: un bolsón, un metro de piedra, una promesa. Todo, a cambio de un voto.